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viernes, 2 de marzo de 2012

SAN BARTOLOMÉ QUIALANA



Al cruzar por carretera el Valle de Tlacolula en dirección del istmo de Tehuantepec, se puede apreciar a mano derecha un inmenso cerro que tiene la forma de un enorme lagarto. A las faldas de este coloso de piedra se encuentra un pequeño pueblo llamado Quialana, que significa en lengua zapoteca: “piedra negra”. Se compone de quia, “piedra” y lana, “negra”.




Como muchos pueblos de los Valles de Oaxaca, es desconocido para el turista promedio que generalmente la promoción los lleva a los lugares de mayor atracción.




Quialana es muy hermoso porque tiene unas hermosas vistas panorámicas, lo mismo hacia los cerros como hacia el Valle de Tlacolula, que queda literalmente a sus pies. 


  

A las faldas de este coloso de piedra se encuentra un pequeño pueblo llamado Quialana, que significa en lengua zapoteca: “piedra negra”. Se compone de quia, “piedra” y lana, “negra”. Para los habitantes significa: “piedra ahumada o tiznada”, esto por el picacho (cerro) que se ubica dentro de su jurisdicción, que en zapoteco también es llamado yuubldan.


         
El pueblo fue fundado en 1422 y les expidieron sus títulos en 1614. Tiene un espléndido templo del Siglo XVI y es obvio que fue construido sobre y con las piedras de un teocalli de los Viejos Abuelos.




Lugar de gente pacifica y muy trabajadora, Quialana goza de una vista extraordinaria, por estar ubicado por encima del valle. Pueblo de campesinos y amantes de la tierra, comparten sus fiestas y tradiciones con el visitante.



El 24 de agosto se celebra la fiesta anual en honor de San Bartolomé Apóstol con un baile y feria populares. Es tradición en el municipio organizar la festividad por medio de la mayordomía. También se acostumbra la quema de juegos pirotécnicos, las calendas y los torneos de basquetbol.




Le invitamos a que visite las comunidades de los Valles de Oaxaca, más allá de las reconocidas y famosas que por su arte popular, sus mercados y plazas o por su arquitectura ancestral o colonial son las favoritas de los turistas, los Valles de Oaxaca ofrecen decenas de comunidades pequeñas que poseen cada una un valor en sí misma.




Recorrer los Valles de Oaxaca sin itinerario y ruta fija, es una verdadera aventura al encuentro de la riqueza cultural y humana que vive en estos pequeños pueblos. Milenarias formas de entender el mundo y la vida siguen presentes de manera persistente y tenaz. 











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