San Juan Colorado es un pueblo mixteco en la Costa oaxaqueña
muy antiguo, tal vez con Jamiltepec y Tututepec serían los centros urbanos más
importantes en el Periodo Postclásico (850-1521), pero seguramente es más
antiguo.
Su nombre en lengua mixteca es “Yo´o”, que literalmente se
traduce como "lugar de muchos bejucos". Sin embargo, sabemos que los Viejos
Abuelos recurrían mucho a las metáforas.
En lengua náhuatl, Tula podría tener el mismo significado, “junto
al tular”, pero es una metáfora. Se refiere al lugar donde vive mucha gente. Lo
mismo es con Tlacolula, que significa "Entre lo muy
lleno de varas o entre el varejonal".
Pero la metáfora en general, se refiere
a un lugar muy habitado, dado que los Viejos Abuelos, en general, no vivían en “ciudades”,
especialmente en el periodo Clásico.
Los centros de conocimiento se llamaban
Tollán, los que estudiaban e investigaban en estos lugares se les llamaba en
consecuencia “tolteca” y la materia de sus trabajos se conocía como
Toltecáyotl.
Esta es la razón por la que suponemos
que San Juan Colorado (Yo´o), fue un lugar habitado por gente de
conocimiento de la cultura mixteca, razón por la cual es un lugar muy antiguo y
de prestigio.
Al visitar su panteón, queda comprobado que
es un pueblo antiguo y de gente “culta”, ya que en los panteones de los pueblos
se puede conocer la profundidad de su concepción de vida. Entre más culto y
educado es un pueblo, mayor importancia le dan a sus muertos.
“La muerte es vida”. Se nace a la vida
material, para morir y renacer para la vida espiritual. Luego entonces, la “memoria
histórica” es lo que diferencia a un pueblo de otro. Los pueblos nuevos, por lo general, no le
prestan mucha importancia a sus panteones.
Esta es la razón por la que visitar el
panteón de San Juan Colorado, es hacer una pausa en el tiempo y recordar a los
que aquí han vivido. En lo más alto de una colonia a las afueras del pueblo, se
yergue, como alcanzando el cielo, el panteón municipal.
Es muy típico el hacinamiento de las
tumbas, como un Tollán, los muertos viven “apretaditos y muy juntitos”.
Inmensos árboles producen agradable sombra y hace más grata la vista a los
difuntos.
Como una escalinata que va al cielo,
desde la puerta hasta la parte más elevada de la colonia, uno va ascendiendo
lentamente, observando las tumbas, los nombres y las fechas. Entiendo uno que
en San Juan Colorado, los muertos siguen vivos para su comunidad.
Cuando viste San Juan Colorado,
Jamiltepec, Oaxaca, no deje de conocer esta maravilla que nos recuerda que los
anahuacas somos un pueblo que vive en armonía con la muerte.